Oportunidades de Inversión
Durante mucho tiempo, la minería en la Argentina se caracterizó por estar orientada a la provisión de la demanda interna de materia prima mineral, con una fuerte presencia del Estado Nacional en la exploración, explotación y consumo de minerales metalíferos y el predominio de pequeñas y medianas empresas en la explotación de rocas de aplicación y minerales no metalíferos.
A lo largo de la década del 90, el agotamiento progresivo de los yacimientos mineros a nivel mundial condujo a la pujante demanda global de materias primas colocando a los yacimientos argentinos en el foco de la atención de los capitales extranjeros abocados a la minería. Para atraer estas inversiones, el gobierno nacional implementó fuertes modificaciones al marco jurídico que regulaba la actividad minera, generando condiciones de inversión que se adaptaron a las estrategias empresariales.
Se pusieron en valor las condiciones legales, fiscales y técnicas, asegurando un marco de seguridad para las inversiones, previsibilidad del negocio de la minería en el país y estabilidad fiscal, entre otros incentivos.
Con ello se logró generar el marco necesario para atraer el flujo de inversión extranjera directa y a su vez, establecer la significatividad del extenso y poco desarrollado potencial geológico- minero del país.
Consecuentemente, la actividad minera en la Argentina experimentó importantes transformaciones durante la década de los ‘90 y los comienzos del siglo XXI, entre ellas:
En resumen, a lo largo de las últimas dos décadas la minería en Argentina experimentó un proceso de crecimiento notorio a partir de las inversiones realizadas en exploración y explotación, principalmente por grandes empresas extranjeras, lo que representó un salto cualitativo y cuantitativo de dicha actividad industrial.
Gracias a esa intensa actividad exploratoria, Argentina es hoy reconocida globalmente por su amplia producción de oro, plata y cobre. Al mismo tiempo, el país tiene una vasta potencialidad en recursos de litio, uranio y potasio.
La superficie actual con reservas mineras alcanza los 750.000 km2, sin embargo, el 75% de la superficie de las áreas prospectivas del país permanece sin explorar ni explotar. Se puede decir entonces que la actividad minera en la Argentina se encuentra aún en una etapa de producción incipiente, lo que implica una importante oportunidad para la búsqueda e inversión en proyectos mineros existentes y nuevos.