Estos mapas muestran el tipo y distribución de la vegetación. También sirven para determinar el estado fisiológico de la misma, y permitiendo identificar diferentes niveles de contaminación e inferir sus fuentes. A partir de imágenes hiperespectrales pueden realizarse además detallados mapas de distribución de especies, con el objeto de efectuar estudios de diversidad, detección de cultivos ilegales, etc.

Datos batimétricos, sumados al chequeo de la calidad del agua, el mapeo de arrecifes de coral y la evaluación de daños por tormentas, maremotos y otros siniestros son utilizados para monitorear las regiones costeras.

Un mapa de suelo indica los tipos de suelo, incluyendo textura inferida (clasificada según la granulometría) y composición química predominante en cada área.

Este producto mide las variaciones en la tasa de erosión a la que se ve expuesto el terreno. Esta es una de las principales variables a tener en cuenta para el monitoreo de la desertificación.

Para el desarrollo de distintos proyectos industriales es importante determinar inicialmente las condiciones ambientales, para luego poder identificar y cuantificar posibles cambios. Este tipo de estudios preeliminares se denominan de base cero, y la percepción remota ha probado ser sumamente eficaz para los mismos en proyectos hidroeléctricos, mineros e hidrocarburíferos.

Este producto registra la variación de los recursos de un área en un lapso determinado. El mismo se realiza a partir de datos multitemporales, hiperespectrales o multiespectrales, utilizando diferentes técnicas de procesamiento, como sustracción simple y regresión de imágenes, comparaciones posclasificación, etc.

La localización de derrames de sustancias peligrosas ha sido siempre una tarea difícil. La utilización de imágenes de percepción remota facilita el mapeo de las mismas, tanto en la tierra como en el agua.

Mediante el análisis de múltiples variables espectrales y temporales es posible la identificación y el mapeo de sustancias contaminantes en superficie.

Este estudio indica la susceptibilidad que posee una región, y sus distintas variables ambientales, a ser afectada por impactos potenciales. Estos pueden ser desastres naturales o provocados por actividades humanas.

Determina en extensión y magnitud el daño producido por siniestros de origen natural, como erupciones volcánicas, incendios forestales, inundaciones, terremotos, tornados, etc. y también el tipo de superficie afectada, calculándose además las pérdidas agrícolas y materiales

Un mapa de impactos cuantifica y evalúa los efectos ocasionados en el medio ambiente por diversas actividades antrópicas.

La determinación de usos de suelo es fundamental para la planificación de diversas actividades industriales y agrícolas. Los mapas de cobertura de suelos realizados a partir de imágenes espectrales proporcionan esta información de una manera rápida y eficiente.

Un mapa de densidad poblacional registra la misma de manera indirecta. Por ejemplo, puede estimarse la población de una región a través del conteo de sus viviendas e infiriéndose la cantidad de personas que componen una familia tipo según sea una zona rural o urbana. En grandes ciudades se utilizan métodos específicos para áreas muy urbanizadas.

Este mapa puede considerarse una variante de análisis multitemporal. No sólo se mapean las zonas urbanas, sino que se las compara con datos anteriores, para así identificar los cambios y conocer la tasa de urbanización.

No sólo se identifican los asentamientos marginales, sino que se comparan estos datos con otros anteriores, para así identificar los cambios y conocer su tasa de crecimiento.